Extracto de "Respuestas a Mis Amigos Mormones", páginas 5-11

Copyright © 2002 por Thomas F. Heinze. Reproducido con permiso.

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Las Escrituras de los Mormones

¿Quiénes son los Mormones?

Los mormones son los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Siguen la religión que fundó José Smith, el primer profeta mormón, después de una serie de visiones que principiaron alrededor de 1820.

Aunque durante los primeros años se mantuvieron separados y condenaban a las iglesias cristianas, enfocándose en su profeta José Smith, últimamente se han visto muchos cambios en su cultura y aun algunos en su doctrina.

Ahora hacen menos hincapié en José Smith y mucho más en Jesucristo. Como cristiano, aplaudo este creciente énfasis en Cristo y los animo a continuar. Espero que sigan en esta dirección, y que muchos lleguen a confiar total y exclusivamente en Él para recibir la salvación.

En el pasado, los mormones eran conocidos también por tener familias disfuncionales, con numerosas esposas en una situación de opresión. En los últimos años, sin embargo, se les admira por su fuerte énfasis en familias sólidas y elevados valores morales. En este mundo en el que abunda el alcoholismo y la drogadicción, los mormones constituyen un ejemplo positivo. Un buen mormón ni siquiera bebe café o té.

Las Escrituras de los Mormones

Los mormones tienen cuatro libros como escrituras sagradas:

  • La Biblia
  • El Libro de Mormón
  • Doctrina y Convenios
  • La Perla de Gran Precio

Los mormones consideran El Libro de Mormón como el más importante. Además, el presidente de la iglesia es considerado como un profeta viviente.

¿De Dónde Provino el Libro de Mormón?

José Smith declaró que un ángel le había mostrado El Libro de Mormón escrito en planchas de oro, en un idioma que llamó egipcio reformado, y que él las había traducido al inglés. En la actualidad las planchas de oro no están disponibles y no se conoce el idioma egipcio reformado. La única razón para creer que las planchas existieron es la fe en la palabra de José Smith, y de otras once personas que afirmaron haberlas visto.

La introducción al Libro de Mormón incluye dos declaraciones. Una, llamada “El Testimonio de Tres Testigos”, menciona los nombres de los tres. La segunda, llamada “El Testimonio de Ocho Testigos”, muestra al final ocho nombres. Ambos grupos dicen haber visto las planchas.

A los primeros tres testigos —Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris— se les da mayor importancia porque Doctrina y Convenios predijo: “Les otorgaré poder para que contemplen y vean estas cosas tal como son; y a nadie más concederé este poder...” [traducción libre]. El Libro de Mormón predijo:

“... quedará oculto dicho libro de los ojos del mundo para que no lo vea ojo alguno, salvo tres testigos que lo verán por el poder de Dios... Y nadie más lo verá, sino unos pocos, conforme a la voluntad de Dios...”

Doctrina y Convenios 17:2 dice: “Y es por vuestra fe que podrán verlos”. Por su fe, entonces, y por el poder de Dios, habrían visto las planchas esos testigos.

¿Podemos creer en su testimonio? Más tarde los mormones excomulgaron a los tres testigos, acusándolos de mentir, robar, engañar, falsificar, estafar y perseguir a los mormones.

Uno de los escritos sagrados de los mormones, Doctrina y Convenios, presenta a Dios afirmando que no era prudente enviar a Oliver Cowdery —el primero de los tres testigos— con dinero de la iglesia y un manuscrito, a menos que lo acompañara una persona honrada (69:1). Después se hizo metodista y, finalmente, fue enterrado por un ministro metodista.

En otra escritura de los mormones incluso se califica a Martin Harris —otro de los tres testigos— como “hombre malvado” y mentiroso.1 Los mormones mismos no quieren aceptar un testimonio posterior de David Whitmer:

“En junio de 1838, Dios me habló otra vez con Su propia voz desde los cielos y me dijo que ‘me separara de los Santos de los Últimos Días’”.

De tiempo en tiempo Whitmer perteneció, por lo menos, a tres grupos mormones disidentes.

Es evidente que los tres testigos afirmaron haber visto las planchas. La pregunta es: ¿podemos creer en su testimonio? Si creemos en las declaraciones de José Smith y otros líderes mormones respecto al carácter de estos tres testigos, en particular cuando los acusan de ser mentirosos, hay poca base para tener fe en El Libro de Mormón, aparte de la palabra de José Smith mismo.

Dejaremos a los tres testigos con la bendición de José Smith:

“Personajes tales como McLellin, John Whitmer, David Whitmer, Oliver Cowdery y Martin Harris son demasiado malvados para mencionarlos; y preferiríamos olvidarlos”.

David Whitmer, uno de los tres testigos, escribió que todos los que aún vivían del segundo grupo formado por ocho testigos, excepto el padre y dos hermanos de José Smith, se habían salido de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Correcciones Hechas al Libro más Correcto

Los protestantes, los católicos y los mormones consideran la Biblia como la inspirada Palabra de Dios. Ya no existen los documentos bíblicos originales en hebreo y griego, pero hay muchas copias antiguas. Con enorme cuidado se comparan éstas para determinar cuáles reflejan el original, y en cuáles se cometieron errores al copiarlas. El objetivo es determinar lo que realmente decía el Antiguo Testamento original en hebreo y el Nuevo Testamento original en griego.

La introducción al Libro de Mormón afirma que éste fue escrito en planchas de oro por antiguos profetas, por el espíritu de profecía y revelación. Más tarde “se entregaron las planchas a José Smith, quien las tradujo por el don y el poder de Dios”. Luego se cita a Smith cuando dijo:

“Declaré a los hermanos que El Libro de Mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios al seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro”.

Aunque la traducción al inglés del Libro de Mormón sirve como el original del cual se hacen otras traducciones, los líderes mormones han hecho más de 4,000 correcciones en la traducción de Smith. Muchos de los cambios se hicieron para corregir vergonzosos errores ortográficos y gramaticales, tales como: “... Adán y Eva, quienes fue nuestros primeros padres”. El apóstol mormón B. H. Roberts escribió:

“¿Son esos flagrantes errores gramaticales culpa del Señor? Hacer tal afirmación es exponerse al ridículo... No es posible sostener con éxito esa antigua teoría; es decir, que el Urim y el Tumim hicieron la traducción, y que el profeta sólo repitió lo que vio reflejado en ese instrumento”.

Otras correcciones se añadieron a medida que cambiaba el punto de vista de José Smith acerca de Dios. Por ejemplo, “madre de Dios” en la versión original de 1830 se convirtió en “madre del Hijo de Dios” ( Libro de Mormón, 1 Nefi 11:18). Y “rey Benjamín” se convirtió en “rey Mosíah” (Libro de Mormón, Éter 4:1).

En vez de tratar de determinar cuál era el original escrito por Smith y mantenerlo, como en el caso de la Biblia, los líderes mormones pensaron que necesitaba correcciones. Después de purificar la gramática y corregir otros errores, algunos líderes mormones afirman que, puesto que José Smith tenía poca educación, ¡tiene que haber contado con la dirección divina para haber escrito tan bien El Libro de Mormón!

La página web de Jerald y Sandra Tanner, Utah Lighthouse Ministries (Ministerios del Faro de Utah, www.utlm.org), le dirigirá a información documentada, incluyendo muchos de los cambios, y a enlaces de páginas con la versión original de 1830 del Libro de Mormón, de modo que podrá compararlos personalmente (www.irr.org/mit/changingscrips.html). El octavo artículo de la declaración de fe de los mormones dice:

“Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente; también creemos que El Libro de Mormón es la palabra de Dios”.

Aunque los mormones afirman creer en la Biblia y la incluyen entre los cuatro libros que aceptan como escrituras, en la práctica la degradan. Cuando se llega a un tema en el que la creencia mormona contradice a la Biblia, a los mormones les enseñan que, en ese punto, la Biblia de seguro fue traducida incorrectamente.

En la práctica, la Biblia está subordinada al Libro de Mormón y a las enseñanzas mormonas actuales. Al tratar de la Biblia, El Libro de Mormón declara:

“... después que el libro ha pasado por las manos de esa grande y abominable iglesia, se han quitado muchas cosas claras y preciosas del libro, el cual es el libro del Cordero de Dios”.

Según la explicación que dan, esto significa que la Iglesia Católica cambió la Biblia, de manera que muchas partes de ésta ya no son confiables.

Es fácil verificar tal idea. Muchas porciones del Antiguo Testamento en hebreo se hallaron entre los Rollos del mar Muerto, los cuales fueron escondidos en diferentes épocas, desde el año 100 a.C. hasta el 100 d.C., en cuevas cercanas al mar Muerto. Permanecieron allí hasta 1946, cuando se descubrieron los primeros manuscritos. Entre los Rollos del mar Muerto, los de la Biblia son algunos de los más antiguos. Estas porciones bíblicas fueron escondidas antes que existiera la Iglesia Católica, y se descubrieron en una fecha relativamente reciente, de modo que no pueden haberse hecho cambios. Por tanto, no “se han quitado muchas cosas claras y preciosas” del Antiguo Testamento.

Esto deja sólo el Nuevo Testamento, y existen más documentos antiguos del Nuevo Testamento que de ningún otro libro de la antigüedad. ¿Cómo podría una iglesia haber reunido todas esas copias y cambiarlas? Los mormones afirman que ciertos cambios específicos, que ellos señalan, se hicieron al traducir la Biblia. Ningún manuscrito antiguo de la Biblia, griego o hebreo, apoya tal declaración.

La única versión de la Biblia que la Iglesia Católica aceptó durante la época de la Reforma protestante fue la Vulgata Latina, traducida por San Jerónimo alrededor de 400 d.C. Desde ese tiempo hasta los últimos siglos, los católicos se opusieron a nuevas traducciones de la Biblia, así que sólo los protestantes la tradujeron. Esto lo hicieron directamente del griego y del hebreo, no de versiones que la Iglesia Católica pudiera haber cambiado. Por tanto, aunque dicha iglesia podría haber influido en la traducción de la Vulgata Latina, y en otras traducciones que dependían de ésta, no podía cambiar las traducciones protestantes que constituyen la gran mayoría.

Yo leo el Antiguo Testamento en hebreo y el Nuevo Testamento en griego todos los días, no como experto sino como estudiante. Puesto que esos son los idiomas originales de la Biblia, por experiencia puedo decir que las diferencias entre las creencias de los mormones y la Biblia no se deben a una mala traducción.

La Biblia ha sido traducida a más idiomas que ningún otro libro. Es posible examinar las diferentes traducciones en todos los idiomas conocidos. En éstos se usan términos diferentes para expresar el significado del original, pero nunca se encuentra una traducción que diga “rey Benjamín” mientras que otra lo traduce “rey Mosíah”. Sin embargo, en El Libro de Mormón se hizo este cambio. Si se debe considerar un libro inferior a otro debido a problemas en la traducción, entonces la Biblia debe tener prioridad sobre El Libro de Mormón, y no lo contrario.

Al igual que El Libro de Mormón, las otras escrituras mormonas oficiales — Doctrina y Convenios y La Perla de Gran Precio— también han pasado por numerosas correcciones. Como indicaré después, en muchos aspectos en los que la doctrina mormona contradice a la Biblia, también contradice al Libro de Mormón, y a veces a la primera parte de Doctrina y Convenios. En estos casos, los líderes mormones critican la Biblia, afirmando que ésta fue traducida incorrectamente, pero pasan por alto las mismas contradicciones con sus otros dos libros.

Según declaran los mormones, ellos saben que sus creencias son correctas porque se les ha enseñado a orar para que el Espíritu Santo les dé el testimonio, es decir, el conocimiento recibido por revelación del Espíritu Santo. Y, éste les enseña que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es “la única iglesia verdadera y viviente sobre la faz de toda la tierra”.

Algunos han orado pidiendo el testimonio, y creen que lo tienen y que el mormonismo está en lo correcto; pero otros que han orado están igualmente convencidos de que está errado. Otros han recibido el testimonio de que uno u otro de los grupos mormones disidentes es la iglesia verdadera. Dios me ha dicho, por medio de su Espíritu y la Biblia, que en áreas en las cuales la doctrina mormona contradice a la Biblia, tal doctrina está errada.

¿Por qué debemos orar pidiendo este testimonio sólo respecto al mormonismo y El Libro de Mormón? ¿Qué del islamismo y el Corán? ¿Y qué de los Testigos de Jehová y la Ciencia Cristiana? Necesitamos la guía de Dios, pero aquellos que dependen de sus sentimientos, y deliberadamente pasan por alto la evidencia objetiva, pueden ser manipulados para creer en lo que no es verdad.

Cuando Jesucristo resucitó de los muertos, no pidió a sus discípulos que creyeran en su resurrección sólo en base al testimonio del Espíritu Santo. Él les mostró también sus manos y pies, y comió con ellos. La evidencia apoyó al testimonio. Si un testimonio es del Espíritu Santo, es verdadero, y la evidencia física lo confirmará en vez de refutarlo.

Es fácil corroborar la evidencia que confirma o refuta la capacidad de Smith como traductor. Ya sea que las planchas de oro del Libro de Mormón y su idioma “egipcio reformado” hayan existido o no, Smith más tarde adquirió un verdadero manuscrito egipcio antiguo. No estaba escrito en jeroglíficos, sino en la escritura hierática que se usó después de aquéllos. Smith afirmó que había traducido ese manuscrito. A la traducción le puso el nombre de El Libro de Abraham, escrito por el Abraham del Antiguo Testamento. Es la segunda parte de La Perla de Gran Precio, una de las escrituras mormonas.

Se pensaba que el manuscrito, un papiro, se había destruido en el incendio de Chicago, pero más tarde apareció en el Museo Metropolitano de Nueva York. Puesto que la iglesia mormona afirmó que ese era el papiro que Smith había traducido, el museo se lo donó.

La iglesia no podía equivocarse al identificar el manuscrito porque, a fin de proteger el frágil papiro, en tiempos de Smith había sido reforzado en la parte anterior con papel grueso, escrito en la parte de atrás, lo cual ayudó a la iglesia a identificar que era auténtico. Esta traducción ha dado a la iglesia y al mundo la oportunidad de poner a prueba la capacidad de Smith para traducir del idioma egipcio.

Varios egiptólogos calificados han declarado por escrito que el manuscrito no menciona a Abraham, sino que habla de funerales paganos. El experto Samuel A. B. Mercer escribió:

“Todos los eruditos llegan a la misma conclusión, es decir, que Smith no habría podido traducir ningún texto egipcio, como lo demuestra su traducción de las copias. Ningún alumno mío que muestre tal ignorancia total del egipcio, como lo hace Smith, podría esperar otra nota sino cero en un examen de egiptología”.

Smith tradujo una palabra —el nombre de un dios egipcio de la luna— en 177 formas distintas en diferentes lugares del texto, y ninguna era correcta.

Un mormón llamado Grant Howard fue excomulgado de la iglesia por mencionar una letra que Smith había traducido como 76 palabras distintas.

Puesto que estos manuscritos prueban que ni Smith ni el espíritu que lo haya inspirado podía traducir egipcio, algunos mormones han negado que los manuscritos hallados sean los mismos que había “traducido” Smith. Esta teoría puede eliminarse rápidamente por dos razones.

Smith incluyó cuadros de los manuscritos en tres lugares del Libro de Abraham, una parte del escrito mormón La Perla de Gran Precio (véanse pp. 28, 34, 42). Smith escribió explicaciones detalladas de los cuadros que aparecen con los mismos. Algunos de estos cuadros contienen escritos, así que Marvin Cowan los envió a expertos; éstos los tradujeron y declararon que no tienen nada que ver con Abraham, y que las explicaciones de Smith son falsas. Usted también puede enviarlos a un experto.

También se tomaron fotografías de las otras piezas de papiro.1 Una incluye el cuadro de la página 28 de La Perla de Gran Precio, con una cantidad considerable de escritura a cada lado. Innegablemente se trata del manuscrito que Smith declaró haber traducido. Puesto que no tenemos las planchas grabadas del Libro de Mormón, este es el único manuscrito existente con el cual podemos determinar si Smith podía traducir egipcio. En realidad no podía hacerlo.

Aunque el relato de Smith respecto a la procedencia de su historia de Abraham no es confiable, eso no significa que haya inventado todo el libro de Abraham. Parte de éste proviene de la versión de la Biblia llamada King James [rey Santiago], que fue traducida del griego y del hebreo al inglés en 1611. Comparemos Génesis 12:1-13 con Abraham 2 en La Perla de Gran Precio. Smith realizó su “traducción” poco después de 1835, cuando obtuvo el antiguo manuscrito egipcio. Si realmente lo tradujo del egipcio, ¿cómo es posible que haya usado expresiones del inglés antiguo tales como “removed from thence”? Esta frase es idéntica, palabra por palabra, a la traducción hecha en la versión del rey Santiago, publicada 200 años antes que la “traducción” de Smith, y miles de años después del tiempo en que, según Smith, Abraham escribió el libro en egipcio.

No debe deducirse que Smith haya copiado todo el libro de Abraham de la Biblia del rey Santiago. No lo hizo. Sin embargo, algunos pasajes, como los dos siguientes, son demasiado similares al inglés de la versión del rey Santiago como para ser accidentales:

“Now the LORD had said unto Abram, Get thee out of thy country, and from thy kindred, and from thy father’s house, unto a land that I will shew thee” (Génesis 12:1).

Comparemos estas palabras con la traducción de Smith en La Perla de Gran Precio:

“Now the Lord had said unto me: Abraham, get thee out of thy country, and from thy kindred, and from thy father’s house, unto a land that I will show thee” (Abraham 2:3).

En este versículo sólo dos palabras de la “traducción” de Smith son diferentes a las de la Biblia del rey Santiago. Comparemos también la primera mitad de Génesis 1:30:

“And to every beast of the earth, and to every fowl of the air, and to every thing that creepeth upon the earth...”

La primera mitad de Abraham 4:30 es idéntica:

“And to every beast of the earth, and to every fowl of the air, and to every thing that creepeth upon the earth...”

(Compárese también Génesis 12:2 con Abraham 2:9; Génesis 12:3 con Abraham 2:11; Génesis 12:4 con Abraham 2:14).

Smith tiene que haber copiado estos y otros pasajes de la Biblia del rey Santiago.

El Libro de Abraham es importante porque:

  • Muestra que José Smith mintió, o que estaba seriamente engañado, al atribuir la fuente del Libro de Abraham a un papiro que no tenía relación alguna con el contenido de dicho libro.
  • Revela que Smith no estaba capacitado para traducir egipcio; este dato es importante, puesto que afirmó que había traducido El Libro de Mormón del idioma egipcio reformado.
  • El Libro de Abraham es una fuente de la doctrina que afirma que los de raza negra no podían ser aceptados en el sacerdocio mormón. Esta doctrina siempre fue moralmente errada, pero más tarde llegó a ser inapropiada en el aspecto social, y motivo de vergüenza para la iglesia mormona. En 1978, el presidente Kimball de los Santos de los Últimos Días recibió una revelación que anuló tal doctrina.

El Libro de Moisés, otro de los libros de La Perla de Gran Precio, tiene por lo menos una página que es copia, palabra por palabra, del inglés antiguo de la Biblia del rey Santiago (compárese Moisés 4:8-25 con Génesis 3:2-19).

No obstante, la más extensa sección copiada de la Biblia del rey Santiago se encuentra en 2 Nefi en El Libro de Mormón . Los capítulos 12—24 se copiaron casi exactamente de los capítulos 2—14 de Isaías, un total de 15 páginas. La versión del rey Santiago es traducción fiel, casi palabra por palabra, del Antiguo Testamento hebreo y del Nuevo Testamento griego. En ocasiones esto no resulta correcto en inglés, de modo que los traductores añadieron palabras de enlace. Para ayudarnos a reconocer lo que estaba en el original y lo que agregaron, en algunas ediciones usaron letras cursivas para las palabras añadidas, y en otras las pusieron entre corchetes. Aun estas expresiones que no estaban en el original hebreo, sino que aparecían sólo en la Biblia del rey Santiago, se encuentran en El Libro de Mormón.

A los mormones se les dice: “Moroni escondió las planchas en el cerro Cumorah alrededor del año 421 d.C.”.1 Si estas planchas realmente estuvieron ocultas por más de mil años, antes que la Biblia del rey Santiago fuera traducida al inglés, y si Smith tradujo El Libro de Mormón de esas planchas, ¿cómo es posible que haya traducido cientos de palabras, una tras otra, exactamente en el inglés del rey Santiago? ¿Había memorizado tanto de la Biblia, o las copió?

Historia, Arqueología y el Libro de Mormón

El Libro de Mormón habla de grupos de judíos que salieron de la tierra de Israel y se trasladaron a lo que, probablemente, sería América Central:

  • Los jareditas salieron en la época de la torre de Babel, y con el tiempo fueron destruidos en las guerras.
  • Un grupo de la media tribu de Manasés y de la tribu de Efraín, guiado por Lehi, llegó alrededor de 589 a.C. Más tarde se dividieron en dos grupos: los nefitas, que fueron destruidos en guerras, y los lamanitas, que fueron los ancestros de los indígenas americanos (véanse los primeros dos párrafos de la Introducción del Libro de Mormón).

El Libro de Mormón es presentado como historia verídica y da una serie de detalles que podemos examinar. Los mormones afirman que los descubrimientos arqueológicos confirman las declaraciones del Libro de Mormón. Muchas ciudades mencionadas en la Biblia en verdad han sido descubiertas por arqueólogos, precisamente donde ésta lo indica.

Sin embargo, en las Américas no se ha encontrado evidencia alguna que verifique directamente lo que dice El Libro de Mormón. Las muestras arqueológicas halladas, que la gente del Libro de Mormón pudiera haber producido y usado, también podrían haber sido producidas y usadas por otros pueblos. Los mormones declararon, por ejemplo, que el Instituto Smithsoniano había reconocido oficialmente El Libro de Mormón, y que lo había usado como guía para casi todos los descubrimientos principales. Esto originó tantas preguntas que el instituto tuvo que escribir una respuesta modelo que niega tal afirmación. He aquí algunas porciones:

“... El Instituto Smithsoniano nunca ha usado en forma alguna El Libro de Mormón como guía científica. Los arqueólogos del Instituto no ven conexión alguna entre la arqueología del Nuevo Mundo y el contenido del libro... No conocemos ningún caso auténtico de escritos en egipcio antiguo o hebreo que se hayan descubierto en el Nuevo Mundo”.

En 2001, la respuesta se había abreviado:

“Esta oficina recibió su pregunta del 7 de febrero, concerniente al supuesto uso del Libro de Mormón por parte del Instituto Smithsoniano como guía científica, a la cual damos respuesta. El Libro de Mormón es un documento religioso, no una guía científica. El Instituto Smithsoniano nunca lo ha usado en investigaciones arqueológicas, y toda información que usted haya recibido en sentido contrario, es incorrecta. Apreciamos su interés en el Instituto Smithsoniano”.

Los Idiomas

Según El Libro de Mormón, los primeros habitantes de las Américas hablaban hebreo y egipcio. Si fuera cierto, por lo menos algunos de los idiomas nativos de América deberían incluir palabras que muestren claramente tal origen. El inglés tiene miles de palabras con raíces del griego y del latín. Después de dos mil años, tales raíces aún muestran la influencia de esos dos idiomas. Si la enseñanza del Libro de Mormón fuera correcta, muchas palabras de los idiomas nativos deberían tener raíces hebreas y egipcias. Numerosos términos del inglés provienen del español, del francés y de idiomas germánicos. Sin embargo, en ningún idioma nativo se encuentran palabras hebreas o egipcias.

En inglés se usa el término japonés tsunami para denotar las marejadas. Muchas palabras extranjeras se introducen en el idioma cuando hay contacto entre la gente, pero en los idiomas nativos no se introdujeron términos hebreos o egipcios.

Los inmigrantes hebreos —según El Libro de Mormón— sabían leer y escribir. Si esos dos idiomas fueron los originales, entonces en los hallazgos arqueológicos en Centroamérica deberían haber descubierto manuscritos o inscripciones en hebreo o egipcio. Aunque los mormones presentan algunos objetos que podrían haber llegado de Asia, en especial de Japón, eso no indica que los habitantes de las Américas hayan venido de allí.

Yo crecí en la costa del estado de Oregon. Recuerdo que cuando era niño, un pasatiempo popular era caminar por las playas en busca de flotadores para redes hechos de vidrio soplado; éstos se soltaban de las redes y flotaban hasta nuestra costa desde los mares alrededor de Japón. Las esferas de vidrio atraían a la gente por lo escasas que eran, pero los que persistían hallaban algunas. Mucho más que eso se hubiera necesitado para apoyar la teoría de que los primeros habitantes de Oregon vinieron de Japón. Asimismo, se necesitaría mucho más que algunos objetos y una dudosa inscripción para demostrar que los indígenas americanos llegaron de Israel.

Los Animales

“Y ocurrió que encontramos en la tierra de promisión, mientras viajábamos por el desierto, que había animales de toda especie en los bosques; tanto la vaca como el buey, y el asno, y el caballo, y la cabra, y la cabra montés...”

Todos los animales mencionados fueron importados a las Américas por los europeos, después que Colón descubrió estas tierras. Por lo que se sabe, ninguno vivió en Latinoamérica cientos de años antes y después del tiempo de Cristo, cuando habrían ocurrido las migraciones mencionadas en El Libro de Mormón. En este libro nunca se mencionan animales autóctonos, tales como la alpaca y la llama.

La Gente

Muchos de los antiguos habitantes de las Américas son conocidos; por ejemplo, los incas, aztecas y mayas. El Libro de Mormón no menciona a ninguno de estos. Más bien habla de jareditas, nefitas y lamanitas que, supuestamente, llegaron del área general de Israel. En ninguna otra historia del nuevo mundo se menciona a alguno de estos grupos. Los indígenas de América son, en su mayoría, de origen mongólico.

Además de los metales conocidos que usaron los pueblos americanos, El Libro de Mormón afirma que también usaron hierro y acero; da a entender que había una industria de hierro mucho más grande de la que pudiera basarse en algún ocasional meteorito de hierro. Ni la historia ni la arqueología reportan que en esa época haya existido alguna industria de hierro en América. Aunque es posible que los nativos americanos hayan tenido industrias de hierro y acero, de las cuales no quedaron indicios, el hecho de que no se haya descubierto ninguna es otra evidencia que debemos tomar en cuenta.